jueves, 7 de febrero de 2013

Letritas con desdén

Somos retazos de nuestras miradas,
ni creemos lo que derretimos.
Así late el cielo,
ternuras que son garzas a la orilla del lago,
sentir sus venas correr en mí, al lado de las mías.
Así resuena su voz en mis oídos incautos.

¿Creerán que desterré del cuento a su voz sólo porque traía la espalda desnuda?
Tan carnal, me podría sacar de juicio.


Aquí me aviento:
Me derrito como piano en música.
Camino con mis manos hechas pinceles con tinta negra que van marcando en el suelo letra cursiva, que dice, que grita. Así se mueve la Kari-catura, marcando el compás del día y teniendo coronilla de sucesitos pasados.

Supongo que cuando llegue la hora para la karicatura de querer ser algo ya la vida se le habrá ido por el papel, como la admiradora de dibujos que es.
Queriendo ser geógrafa, con placas tectónicas entre los dedos, dibujando sismo y sintiendo el núcleo de la tierra.
Queriendo ser periodista, con brazos de hojas de papel periódico, con letras en las manos, con firmas en los artículos, con investigaciones en miniatura preguntando por la gente.

Al mundo le parece mentira pero a mi me parece hasta una oda. Aquella partesota de mi ser que cae entera en el agua y se hunde deseando; porque una hora de vida no es lo mismo que 60 minutos en el reloj.
Otra vez volví a pensar en oraciones empezando por "Antes yo..." y entonces, ¿Hace cuánto tiempo fue "antes"?

El tiempo cae destrozando maravillosas ideas, cuando no mira a nadie, todo con desidia, todo con desdén.